24 abr 2008

Toronto no puede con los Magic


Se llama Dwight Howard y está asociado a Superman desde que en un torneo de mates se le ocurrió disfrazarse de tan singular superhéroe. El personaje de ficción elegido le viene como anillo al dedo, pues posee los dos superpoderes que distinguen al mítico personaje: es extraordinariamente fuerte y vuela. O Toronto consigue rápidamente encontrar la kriptonita, o esta serie no va a llegar muy lejos después de la victoria de la pasada madrugada de Orlando y el 2-0 que ya figura en la serie. Cierto que los Raptors estuvieron mejor en el segundo acto, pero el dominio de Howard hasta ahora es total. Por lo que hace y por lo que no deja hacer. Mete puntos, resulta insaciable sumando rebote tras rebote y su sola presencia condiciona todo lo que ocurre en los alrededores del aro. En los últimos 30 segundos y con el partido sin dueño, provocó dos fallos de Chris Bosh, manos a las que se encomendaron los Raptors para poder igualar la serie. Su poder intimidatorio fuerza sin querer la comparación con el Shaquille O'Neal de sus primeros años, también residente en Orlando.

Fue una lástima para los Raptors, sobre todo porque convirtió en inútil la enorme actuación de Calderón en el último cuarto, donde volvió a ser el de diciembre y enero. Enérgico, con mando absoluto en plaza, haciendo jugar a todos y sobre todo con confianza en su tiro, que parecía perdida. La diferencia entre su rendimiento y el de T. J. Ford, otra vez errático, renueva el debate sobre lo ocurrido desde la recuperación del norteamericano y que ha sido todo menos bueno para el equipo. Resulta dudoso que el técnico, Sam Mitchel, cambie, pues sería reconocer su error, pero Calderón como titular y Ford como revulsivo parece hoy en día lo más saludable.

Tampoco les vendría nada mal a Toronto el empezar los partidos cuando el balón se pone en juego, y no en el segundo cuarto, cuando ya vas perdiendo por 20 puntos. Ocurrió en el primer encuentro y volvió a pasar en el segundo. En esto ayudó también Mitchel repitiendo de entrada la fórmula de tres jugadores altos (Bargnani, Nesterovic y Bosh) que ya se había mostrado ineficaz dos días antes en el primer partido de la serie. Otra cuestión relacionada con el miedo a Howard. Pero entre la alergia del italiano a andar cerca de la canasta y las limitaciones técnicas de Nesterovic, la suma no funciona.

Afortunadamente, otras cosas sí cambiaron. Bosh estuvo hasta el final muy enchufado y los tiradores de Orlando no anduvieron tan finos como en el primer partido. Todo lo contrario que Jason Kapono, tremendo artillero de Toronto y que pide más minutos. Durante muchos minutos, Calderón se ganó la gloria, pero se lo impidió Turkoglu con cuatro puntos en los últimos 30 segundos y por supuesto el gran Howard, imparable. "La única cosa que tengo en la cabeza, cuando voy a dormir, me levanto o voy al pabellón, es dominar. Y hacerlo en las dos partes de la cancha", dijo el angelito al terminar el encuentro. Viendo que el primer día metió 25 puntos y capturó 22 rebotes y en la pasada madrugada se marchó con 29 y 20, se podría decir que por ahora lo está consiguiendo.

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