21 abr 2008

El Partido de la Jornada: Athletic vs Valencia


De entrada, el Athletic le hizo un pasillo al Valencia, cortesía al margen luego se supo que en realidad era para conducirle al paredón, donde le ajustició sin piedad. Sería mucho decir que el título de Copa lastró al equipo de Koeman, pues más bien dio la sensación de que lo de anoche en La Catedral es su versión habitual, la que todo el mundo conoce y que, en la etapa del técnico holandés, le ha instalado en el esperpento. Un tiempo aguantó de pie el Valencia, arrollado en la reanudación, período en el que se llevó cuatro goles que bien pudieron ser media docena.

El Athletic dejó en la caseta la caraja exhibida en Riazor una semana antes y puso más fútbol, pero sobre todo más alma para deshacerse sin remilgos de un enemigo del que casi lo único rescatable es la honradez y calidad de Baraja. El resto se plegó ante las ganas de Martínez, Iraola o cualquiera. La amenaza del descenso no resultó suficiente para espolear al Valencia y la continuidad de su entrenador, tras un marcador tan severo, se antoja del todo inviable.

El Valencia sacó el once campeón, con tres variaciones forzosas, y cogió el balón, pero no la fortuna, que enseguida se posicionó del lado rojiblanco. Javi Martínez chutó desviado a cesión de Llorente y, al rozar en Albiol, el balón entró suave, con Mora a contrapié.

No decayó el afán visitante, aunque adoleciese de falta de profundidad. De ahí que su mejor intento fuese un golpe franco a cargo de Villa. Armando sólo pudo seguir con la mirada cómo el tiro golpeaba en el lateral izquierdo de su red.

El partido discurrió abierto, con los rojiblancos elaborando bastante y enfrente, Baraja demasiado sólo en la creación. Miguel trató de colaborar, sin lograr que el fútbol resultase cohesionado. Lo del Valencia era más impulsivo, quizás por el peso del marcador: quería, pero no le daba y, ante la firmeza del rival, caía en la precipitación.

Koeman miró al banquillo, gente fresca, Morientes y Joaquín. Antes de que interviniesen siquiera, el Athletic se anotó la jugada de la noche, media docena de toques que desarbolaron el entramado naranja hasta conectar con Llorente, que la clavó con eficiencia. El Athletic ya tenía el partido donde quería y el Valencia quedaba varado ante una cuesta empinadísima. En adelante, todo fue coser y cantar, ante una grada enfervorizada que llegó a pedir a Koeman que se quedase. Un baño.


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