12 abr 2008

España a un punto de las semifinales de la Davis


El equipo español está donde quería estar. A un punto de las semifinales de la Copa Davis 2008 cuando todavía quedan tres por disputarse. Es la situación ideal para cualquier equipo y más todavía jugando lejos de casa. Con los deberes hechos, el equipo que capitanea Emilio Sánchez Vicario, descansaba ayer noche –algunos más que otros ya que Rafa Nadal explicó que hasta las dos o tres de la mañana no logra conciliar el sueño– en la gélida Bremen con la tranquilidad de saber que el objetivo está más cerca. Y que España podría disputar por primera vez desde 2004 las semifinales... Y probablemente, en casa ante Estados Unidos.

La motivación ‘extra’ de la que hablaban los jugadores en las horas previas al inicio del duelo con Alemania ha dado sus frutos con ese 0-2 que luce orgulloso en el marcador del AWD Dome de la ciudad germana y que tantas esperanzas hace concebir de poder optar, de nuevo, a una final en el trofeo de la Ensaladera de Plata.

Rafa Nadal logró su octava victoria individual en la competición al doblegar, en dos horas y 59 minutos, a Nicolas Kiefer por 7-6 (7/5), 6-0 y 6-3. Más de tres horas (tres horas y doce minutos) invertía David Ferrer en superar a Philipp Kohlschreiber por 6-7 (3/7), 6-3, 6-4 y 6-2. El 0-2 era una realidad que el equipo celebró a lo grande, al igual que los 300 aficionados españoles que han viajado a Alemania mientras los más de 7.000 espectadores restantes que ayer estuvieron en la pista del AWD Dome aplaudían deportivamente al equipo que está dominando estos cuartos de final.

Nadal sabía de la importancia de abrir la contienda en el que era su regreso a la Davis tras tres eliminatorias sin jugar. También lo sabía Kiefer quien también volvía a la máxima competición por equipos. Y el primer set definió el devenir del duelo. Fue una manga que duró hora y media (la misma duración de un partido de fútbol) aunque no es de extrañar teniendo en cuenta que el primer juego duró nada menos que ¡¡16 minutos!! El set se resolvería en el ‘tie break’ después de que Rafa necesitara diez puntos de ruptura hasta hacerse por primera vez con el saque del alemán (6-5); después de que Nadal sirviera para ganar el parcial y dispusiera de dos ‘set balls’ que no pudo concretar y después de que Kiefer se adelantara en la muerte súbita (0-2).

Pero el manacorí es el número dos del mundo y el alemán, el 47. Y esa diferencia –producto, no lo olvidemos, de los resultados y la regularidad que uno logra en el circuito– tenía que verse reflejada en algún momento en la pista. Y quedó patente cuando Rafa más lo necesitaba. Ganar ese primer set fue un alivio para Nadal y un mazazo para Kiefer, quien reconoció que “ahí se quedaron todas mis posibilidades de ganar”. Con esa mentalidad era difícil esperar una reacción.

Por contra, el número uno español se fue asentando más y más, cada vez jugaba más cómodo y menos errático (en el primer set cometió 26 errores por un total de 29 en las dos mangas siguientes aunque la cifra total de su rival, 71 errores, es escalofriante). Y así, yendo de menos a más y provocando en el número dos germano la sensación de que “no importaba lo que hiciera porque Nadal siempre tenía una respuesta para cada situación”, Rafa colocó el 0-1 en el marcador de la eliminatoria. A Kiefer la única táctica posible para sorprender al manacorí, jugar al límite y arriesgar al máximo, no le sirvió para sus propósitos. No pudo sorprender a Nadal.

Era lo que el equipo español esperaba. Para que David Ferrer saliera a la pista con mayor tranquilidad y marcador favorable a sumar una nueva victoria. La primera manga del encuentro con Kohlschreiber fue prácticamente un ‘calco’ del partido inicial: nadie quería dar su brazo a torcer y se decidiría en un ‘tie break’ que cayó del lado del número uno local. Sin embargo, David, a diferencia de lo que había pasado en el duelo entre Nadal y Kiefer, no se fue abajo como el número dos germano. Por el contrario, buscó sus golpes, encontró su estilo y le sirvió para darle la vuelta al marcador en los tres sets siguientes. Con su victoria el alicantino no concedió al conjunto de Patrick Kühnen un respiro, un clavo al que agarrarse. Ahora, el capitán germano intentará recordar las victorias en 1991 (ante Italia) y 2001 (frente a Rumanía) dándole la vuelta a sendos 0-2.

El equipo español mantiene la serenidad y la humildad. No quiere creerse ya con la guerra ganada. Hay se impusieron en dos duras batallas. Una más y estarán en semifinales, el gran objetivo, alcanzándolo, además, con un hecho histórico: ganar dos eliminatorias fuera de casa consecutivas. Ese es el camino que se lleva persiguiendo desde hace años... Y que parece estar al alcance.

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