Nieminen, cabeza de serie N.26, era el primer rival de peso del mallorquín de 21 años, que sin embargo solventó el choque de forma expeditiva. Nadal se medirá en octavos de final a su cuarto zurdo en cuatro partidos, su compatriota Fernando Verdasco (N.22), que ganó al ruso Mikhail Youzhny (N.15).
El español, dispuesto a conquistar su cuarto Roland Garros consecutivo, algo que sólo Bjorn Borg logró en 1981, tuvo que esperar dos días por la lluvia para debutar y encadenó sus tres primeros partidos sin descanso, mientras sus rivales Roger Federer y Novak Djokovic descansaban tras la primera ronda.
Los nervios hacen que te agarrotes más aunque juegues en tres sets. Yo he sido uno de los más perjudicados por jugar tres partidos seguidos", explicó el mallorquín, que se había quejado de entrar en juego en primera ronda después que Federer, que finiquitó su partido antes de las suspensiones por lluvia.
"Estar todo el rato esperando con tensión, sin poder salir del vestuario, te acaba cansando. Hoy estaba cansado. Sobreviví los tres primeros días y jugar tres partidos en tres sets, sin desgaste excesivo, es muy importante", dijo Nadal, que ahora piensa en recuperarse y "llegar al domingo al cien por cien".
En cualquier caso, el rey de la tierra batida estaba satisfecho con su juego ante Nieminen, al que controló "en todo momento".
"No he jugado increíble pero sí mejor y siempre es positivo ir de menos a más. No he sufrido casi nada y eso es buena señal", dijo, aunque se resintió de los problemas en el pie derecho por los que se quedó fuera en su primer partido del Masters Series de Roma hace tres semanas.
"Me dolía un poco el pie", admitió restando importancia a esas molestias.
"Me da igual el rival, lo que más me gustaría es jugar bien porque será difícil contra los dos, aunque tendré buenas opciones de ganar", decía el mallorquín antes de conocer a su futuro rival. "Que jueguen cinco horas si puede ser", deseó.
Pero Verdasco se impuso a Youzhny en tres horas 24 minutos, pese a las molestias en el tobillo que le habrían hecho renunciar a jugar si no se tratara de Roland Garros. Iguala así su mejor resultado en París: los octavos de final que el año pasado perdió ante Djokovic, víctima de Nadal en semifinales.
"Para mí esto es increíble porque podría estar en mi casa viéndolo por la tele", decía el madrileño de 24 años tras su victoria. "Jugar contra Rafa aquí es claramente el partido más duro que me puede tocar en Roland Garros porque, a día de hoy y en los últimos años, es sin duda el mejor en tierra batida".
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