9 jun 2008

Eurocopa 2008 | Podolski se revela ante Polonia


Eurocopa 2008 El Rechace:

Alemania 2-0 Polonia

Un polaco evitó que su país de origen cambiase la historia. Podolski marcó los dos goles que acabaron con la selección de sus raíces para liderar el estreno de La Mannschaft en la Euro. El del Bayern surgió desde el costado izquierdo para golpear a los de Beenhakker. Vio puerta y pidió perdón. Ahora, su fútbol pasa por Alemania, pero su corazón no se ha olvidado de una partida de nacimiento que dañó en Klagenfurt.

Los orígenes de Lukas destinaban su fútbol a la selección enemiga. El zurdo, nacido en una pequeña localidad polaca un 4 de junio de hace 23 años, tomó el camino contrario al que le guiaban sus padres, su corazón. El espíritu teutón de sus abuelos, alemanes, le mandó a una Alemania futbolística que, ahora, apuesta por su desparpajo y movilidad. Joachim Löw lo tenía claro y, sorprendiendo a algunos, apostó por el hombre de la noche de inicio. Podolski, fuera de su lugar habitual, insistió por la banda, hizo daño y castigó las redes de los de Beenhakker.

Alemania se llevó la batalla con un espía en sus filas. Los alemanes no conocen que es eso de dejarse algo en la reserva. Da igual cómo lleguen a los grandes eventos o los futbolistas que defiendan el orgullo nacional en sus filas, representar a su selección es una cuestión de estado. El que lleva la casaca germana crece y aprovecha sus virtudes. No importa que estemos hablando de una generación que no es, ni mucho menos, un prodigio técnico.

Polonia demostró en el arranque que es más equipo de lo que pueda parecer. Presionó hasta que el físico se lo permitió, incomodando a un rival que sufre un mundo con molestias para sacar el balón jugado desde la retaguardia. A pesar de todo, Alemania se olvida y se olvidó de las incomodidades iniciales. Encontró premio en uno de los dos errores garrafales polacos en defensa y subsistió de eso y de su manera de adaptarse a la competición.

Los de Beenhakker la pifiaron por dos veces a la hora de tirar el fuera de juego. Fueron dos jugadas calcadas. Ballack levantó la cabeza, sirvió a Klose entre líneas y el otro polaco de la Mannschaft decidió. En la primera se equivocó, en la segunda no. Sirvió a Podolski, su compatriota en estado puro, que adelantó a los suyos a puerta vacía. Polonia no respondió hasta el descanso.

Leo metió a Roger Guerreiro tras el paso por vestuarios y los polacos ganaron en calidad. Alemania jugó con fuego, esperando los ataques de una Polonia con el brasileño de nacimiento echándose el peso a la espalda. Los de Löw cedieron terreno, esperando su momento, ése que acaba llegando sin explicaciones ilusionistas.

Minutos más tarde de que Boruc protagonizase la parada de la Euro, Polonia se creó su propia tumba y, ahí, los alemanes no perdonan. El ADN pesa demasiado. Golanski se confió dentro de su área, Schweinsteiger le robó la cartera y originó el segundo. Tras una seria de rebotes, Podolski fusiló con la izquierda la sentencia definitiva. Lukas se infiltró con el enemigo. Es el pichichi, polaco, y defiende la camiseta rocosa de Alemania.

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