6 jul 2008

Nos quitaron el sueño los Celtics


A lo campeón. Así conquistaron los Celtics su decimoséptimo anillo de la NBA, aplastando a los Lakers en el sexto partido de la final por 131 a 92, colocando el 4-2 definitivo. En el segundo 'match ball', Kevin Garnett, Paul Pierce, Ray Allen y compañía no dieron opción a los californianos.

Los Lakers sólo fueron capaces de mantener el partido igualado durante el primer cuarto (24-20), porque de ahí al descanso se decidió la final. Un segundo cuarto demoledor de los Celtics encarriló una victoria que acabó en 'goleada' (58-35). La segunda mitad fue una fiesta en el Banknorth Garden animada por el espectacular juego de su equipo: el tercer cuarto acabó 89-60 y el último fue una cerebración al ritmo del mejor baloncesto (131-92). Pau Gasol (11 puntos, 8 rebotes y 2 asistencias en 32 minutos) y Kobe Bryant (22 puntos) fueron los únicos que dieron la cara, pero no supieron ni pudieron parar a un equipo que, desde el primer minuto del partido, dejó sensaciones más sólidas de ir a por el anillo.

El duelo prometía lucha, pero duró poco pese a que los Lakers arrancaron bien, con un Kobe inspirado desde la línea de tres (11 puntos de los 13 primeros). Pau, sin embargo, comenzó más gris; en parte por el dos contra uno que le preparó Doc Rivers y en parte por unas pérdidas de balón incomprensibles y algunos fallos en los tiros a canasta. Sin duda, a Pau le pusieron difícil manejar y leer el partido. Los Celtics mandaban y los otros aguantaban. Pese a un Garnett impresionante y unos Lakers fallones, Boston no logró irse en el marcador (24-20).

El segundo cuarto comenzó con Pau en el banquillo. Sobre el parquet, el que brillaba era un Paul Pierce que acabó llevándose el MVP. Pero lo que mandaba en el partido no eran las individualidades sino un equipo; sólo uno. Los de Phil Jackson desaparecían por momentos. Se limitaban a aguantar el chaparrón y eso no vale para contrarrestar las embestidas de unos Celtics inspirados. Su gran defensa y canastas oportunas como los dos triples de House y Posey que pusieron el 38-29, empezaban a convertir a Boston en virtual ganador del anillo. Por marcador, por juego, por sensaciones y por ambiente, la NBA se teñía poco a poco de verde. La apisonadora liderada por el 'Big Three' se marchaba al descanso con 23 puntos de margen (58-35) y los bolsillos cargados de energía positiva.

Quedaba tiempo suficiente para que los Lakers remontaran pero, lejos de lograrlo, los de oro y púrpura no dieron ni la más mínima sensación de reacción. Eran los de Doc Rivers los que parecían necesitar los puntos. La segunda mitad del encuentro se convirtió pronto en la primera parte de la gran fiesta de campeones. Todos y cada uno de los jugadores que vistieron la blanca de los Celtics se gustaron ante un TD Banknorth Garden volcado. Les salía todo y no se cansaban de deleitar a los suyos.

Era la noche soñada. Habían roto el partido y estaban a unos minutos de hacerse con el anillo dejando casi en ridículo a su máximo rival. Estadísticas como la de los rebotes (33-17 y 10-0 en ofensivos) dejaban claro que nada podía pararles. Ray Allen se dio un baño de masas con 7 triples increíbles, la mayoría en la recta final y con la afición ya en pie. Paul Pierce volvió a ser el mejor (17 puntos y 10 asistencias) y se le reconoció con el MVP. Rajon Rondo, por su parte, aportó 21 tantos. Y Kevin Garnett lideró a su equipo con 26 puntos, 14 rebotes y 4 asistencias. Un equipazo. El mejor. Y 23 años después, el campeón.

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