16 oct 2008

Ya no son milagros, Alonso es el mejor


La victoria de Singapur pudo parecer un sueño de una noche atípica, una confabulación de la fortuna para que Alonso gozara de una victoria dulce que su coche no podía proporcionarle. Pero no fue así, sólo 15 días más tarde, en un circuito no urbano, sin la ayuda de circunstancias ajenas a las deportivas como es la famosa lotería del safety car, el piloto asturiano se reencontró con un triunfo pleno, sin excusas posibles para sus detractores y digna de todo un aspirante al título mundial. Es una lástima que Fernando no se encuentre hoy en esa tesitura, que no haya gozado de la misma mecánica desde el inicio de la temporada, pues hoy estaría arriba luchando por su tercera corona. Pero hay algo claro, regresó en Singapur y ya parece que es para quedarse.

El inicio de la carrera en Fuji fue uno de los pasajes que explican el desenlace, pero ni mucho menos el único ni el principal. Entumecidos y nerviosos para estar enfrascados en la lucha por el título, los pilotos de McLaren y de Ferrari convirtieron la arrancada en algo parecido a una estampida de ganado.


Hamilton (en la
pole) salió mal y al llegar a la primera frenada advirtió que Raikkonen iba a pasarle. Tanto apuró la frenada que se pasó de rosca y arrinconó y cruzó como un cohete por delante de Massa, que llegaba desde la quinta marca, y del finlandés, que también casi se salió de pista. Tres de los grandes se marchaban descontrolados por la parte exterior de la curva. Por el interior, serenos y perspicaces, Kubica y Alonso doblaban primero y segundo, seguidos por Kovalainen, Hamilton, Trulli y Massa.

La frenética vuelta de apertura tuvo otro capítulo más decisivo entre los dos grandes postulantes al Mundial. Hamilton, descentrado por completo, sufrió otra excursión en la última curva y fue adelantado por Trulli y por Massa, que de pronto pasaba de una situación desastrosa el sábado a superar a su gran adversario (siete puntos por delante en ese momento en la clasificación). Media vuelta más tarde, el desajustado inglés encimó a Felipe y consiguió superarle en la curva 10 (a derechas), mientras que Massa se negaba a aceptarlo e intentaba tomar revancha en la siguiente curva, cortando incluso por la hierba. Golpeó a Hamilton en la parte trasera de su coche y el McLaren quedó mirando a Kyoto, mientras el resto de la parrilla le adelantaba de forma fulminante.


En apenas dos giros, el Mundial se había volcado. Hamilton regresaba a boxes para cambiar una rueda dañada y veía cómo se repetían escenas que le deben ser amargamente familiares de cuando regaló el Mundial de 2007. Mientras, Alonso se pegaba a la estela de Kubica y ambos empezaban a hacer camino y ventaja juntos. Fernando aguantaba el ritmo, pero quedaba un mundo.


En la vuelta 11, los comisarios comenzaron a investigar los incidentes de la salida entre Hamilton y Raikkonen y el de la vuelta 1, entre Massa y el inglés. Cinco vueltas más tarde había veredicto: un
drive through (pasar por dentro del muro sin parar) para Hamilton, por echar de la pista a Raikkonen en la salida y misma sanción para Massa por tocar al inglés en la curva 11. Regresarían 12 y 14 sin posibilidades, aunque Massa logró remontar hasta los puntos.

En la vuelta 17, Alonso se quedaba líder tras el primer repostaje de Kubica y allí comenzó una cabalgada de constancia milimétrica y envenenada para sus rivales. Primero logró la vuelta rápida hasta ese momento (1:19.169) y luego apuró en un repostaje más corto que el del polaco para regresar por delante a pista. Fernando debió esperar luego a que fueran repostando Trulli, Bourdais, Vettel y Piquet y volver a tomar el liderato e ir machacando el cronómetro como solía hacerlo
Schumi en los buenos tiempos. Construyó palmo a palmo la red de seguridad a razón de medio segundo por vuelta, de tal resulta que en la vuelta 18 le llevaba a Kubica 1,5 segundos y en la 43 llegaba ya a los 13.

No hubo mucho más, sino repostar otra vez, controlar a Kubica y Raikkonen, que se enzarzaron en una lucha de varias vueltas, en las que el polaco aguantó a pie firme y poner un programa de control para no desgastar el motor nuevo para China. "Si a Fernando le das una oportunidad, la coge, es implacable", nos contaba alguien muy cercano al piloto. El himno español sonó especial un 12 de octubre en un lugar tan inverosímil como Japón. Alonso el implacable lo hizo posible.


La historia no concluyó en el asfalto, sino que se prolongó en los despachos, cuando Sébastien Bourdais fue penalizado con 25 segundos y pasó del sexto al décimo puesto de la clasificación, lo que le permitió a Felipe Massa ganar una posición -fue séptimo- y, con ello, un punto más que puede ser valiosísimo en la lucha por el título.


Vía |
Marca

No hay comentarios:

Publicar un comentario