4 ago 2008

El mejor puesto para Alonso y el piloto numero 100 en ganar un gran premio para Kovalainen


Quizá sea una exageración el celebrar un cuarto puesto. No es que Renault ni Alonso lo celebrasen, que hubiera sido bochornoso, pero la sensación generalizada de haber asistido a la mejor carrera de Fernando y Piquet en esta temporada quedó flotando en el aire de Hungaroring cuando cayó la bandera a cuadros. Tanto que incluso el piloto español rozó el podio, o al menos estuvo más cerca de conseguirlo que en cualquier carrera desde la primera de Australia.

No fue un día brillante, ni será recordado por nada especial, salvo por la explosión del motor de Felipe Massa cuando era líder y quedaban dos vueltas o por el estreno en el palmarés de un Kovalainen harto afortunado, que durante la competición no estuvo a la altura de tanto premio. Además de la desgracia de Felipe, Heikki se vio beneficiado por un pinchazo de Hamilton a 29 vueltas del final. Hasta entonces, el inglés le había endosado medio segundo por vuelta a su compañero de equipo con el MP4-23.

Alguien podrá pensar que el cuarto de Alonso también llegó por idéntica causalidad. Y está en lo cierto. Fernando salió séptimo y su puesto natural era el sexto final, pero es que eso ya es una mejora sustancial respecto a lo que se ha vivido a lo largo de toda la temporada. En esas estamos con el R28. No hay para mucho más. Y gracias.

Alonso por fin regresó a una salida de las de antaño. Buscó el hueco, fue bien tapado por Timo Glock (quien partía quinto) pero no cejó y aprovechó para sobrepasar por fuera a un empanado Raikkonen. No sólo no perdió posición sino que adelantó a un Ferrari. Primera nota positiva.

A partir de allí, el asturiano se enchufó a un trabajo constante y sufrido, mantenerlo a la zaga… y lo consiguió. Mantuvo a raya a un coche un segundo más rápido y sin pasar miedos y peligros durante 50 de las 70 vueltas programadas. Lo hizo con un R28 más constante que en otras ocasiones, sin sufrir el temido graining (granulado de las gomas) y manteniendo un ritmo de carrera superior al de sus competidores naturales, como Red Bull, algo por debajo del Toyota de Glock, pero por encima del los BMW. Segunda nota positiva.

En este sentido hay que señalar que la táctica de usar los neumáticos en los entrenamientos previos pudo tener mucho que ver en la buena carrera de Alonso y Piquet, que seguía a Fernando detrás de Raikkonen con muy buenos cronos. En el segundo y tercer periodo de carrera pusieron estas gomas ahormadas y no sufrieron esos bajones de rendimiento clásicos en 2008. Los ocho puntos globales para el Mundial de constructores es la máxima puntuación global obtenida por Renault este año. Superaron a Red Bull y ya son quintos. Tercera nota positiva.

En lo negativo estuvo que no pudo mantener a Kimi detrás al salir del segundo y último repostaje, como ya lo había logrado en el primero. Raikkonen tuvo una derrapada con excursión en la vuelta 49 y Alonso le tomó cuatro segundos de ventaja. A continuación, el asturiano entró a boxes y repostó con un tiempo normal. En la vuelta 51 fue el turno de Kimi, pero a su vuelta salió por delante en su regreso a pista. En concreto, el tiempo del finlandés fue de 1:43, por el 1:47 de Fernando, lo que le costó, a la postre, el podio final tras la rotura de motor de Massa.

Por detrás llegaba Hamilton a unos cuatro segundos y parecía que daría caza al asturiano, pero éste se mantuvo firme y constante y Lewis nunca llegó a tenerlo a tiro, algo que en los tiempos que corren casi es milagroso. Espera Valencia con algo más de esperanza.

Y qué decir de Felipe Massa. Estaba a punto de echar abajo casi todos los tópicos que se han vertido sobre él en seis temporadas en la Fórmula 1. Que si sólo era un calificador brillante, que en momentos de tensión se viene abajo, que nunca ha ganado una prueba sin salir desde la pole. Para redondear, quizás sólo restase un asfalto mojado. Lo cierto es que Massa estaba completando la mejor carrera de su vida cuando todo se le escapó por el sumidero.

Una rotura estrepitosa del motor de su Ferrari, la clásica de detonación —se oyó clara en la recta de meta— seguida del chorreón de humo blanco que produce el aceite al ser quemado en la cámara de combustión una vez que ésta se ha abierto como una naranja, dio con su gozo en un pozo. La carrera de Felipe fue perfecta, una de esas de jerarquía en la que un piloto se consagra en el respeto de sus rivales. Saliendo tercero se libró de los dos McLaren como si fueran dos Force India y comenzó a abrir paso a paso una pequeña ventaja para desesperación de Lewis Hamilton.

Constante y preciso como un reloj marcaba vueltas rápidas sin cesar y respondía a los pequeños ataques de Hamilton con un mejor tiempo. La diferencia se había estabilizado en 3,5 segundos, cuando sobrevino el pinchazo del inglés. La vía quedaba expedita; con Kovalainen a más de 20 segundos, tenía en la mano un triunfo que debía darle el liderato y una seria ventaja sobre Raikkonen, quizás también un poco más de apoyo dentro de Ferrari como candidato al título, viendo la desidia del finlandés. Pero a falta de dos vueltas, en la 68, todo quedó en el cuento de la lechera.

¿Y Hamilton?Cuando se cantaba su triunfo en Hungría y un Mundial perfectamente encarrilado, llega la pifia. No fue de las dimensiones del final de la temporada pasada, pero la responsabilidad del quinto puesto final cuando partía en la pole y escoltado por su esbirro Kovalainen fue completamente suya.

Primero en la salida, donde se dejó comer la tostada frente a Massa en la primera curva como si fuera un novel. Luego con su agresivo estilo de conducción que, con un asfalto en altas temperaturas, le suele ocasionar problemas con los neumáticos. De un primero que se daba por hecho, se pasó a un quinto que pudo ser mucho peor.

De todas formas, Lewis tienen una habilidad admirable para caminar por los alambres, minimizar daños y salir airoso de situaciones peliagudas. El pinchazo-reventón pudo haberle dejado sexto y fuera del liderato, pero el postrero abandono de Massa le mantuvo en el primer puesto de la tabla y con un punto más de ventaja (seis) sobre Raikkonen de los que tenía respecto al brasileño antes de comenzar. Eso sí, Ferrari mostró que con calor su ritmo de carrera sigue siendo bueno y que dará mucha guerra hasta el final. Así que el británico no debe confiarse.

Vía | Marca

No hay comentarios:

Publicar un comentario