30 sept 2008

La bala Ballan


Como una bala. Así saltó el italiano Alessandro Ballan de la escapada buena a poco más de un kilómetro para la meta, lo que le permitió proclamarse campeón del mundo de ciclismo de fondo en carretera con tres segundos de ventaja suficientes para entrar celebrándolo con sus compatriotas que abarrotaban las calles de Varese. Pero la lección del equipo italiano se completó con la plata de Damiano Cunego, otro de los que trabajó para su líder, Bettini, y acabó llevándose el premio. El danés Matti Breschel se colgó el bronce.

El mejor español fue Joaquím Rodríguez, sexto, mientras que favoritos como Óscar Freire, Paolo Bettini, Tom Boonen o Eric Zabel entraron casi cinco minutos después. Se entregaron en la última vuelta al ver que el maillot arco iris ya tenía dueño.. porque el podio del mundial estaba entre los 18 corredores de la fuga definitiva en la que había tres italianos (Ballan, Cunego y Rebellin), dos belgas (Nuyens y Van Goolen) y dos daneses (Breschel y Sorensen), además del español Joaquím Rodríguez, el ucraniano Grivko, el alemán Wegmsnn, el austríaco Pfannberger, el holandés Gesink y el sueco Lovkvist entre otros.


La prueba constaba de 260 km. (15 vueltas a un circuito urbano por Varese de 17,350 km.), pero la carrera no arrancó de verdad hasta el kilómetro 104 cuando el equipo italiano decidió que los casi 18 minutos de ventaja que llevaban el venezolano Ochoa Quinteros, el ucraniano Chuzhda y el luxemburgués Poos eran demasiados. Las 'balas azules' cambiaron el ritmo en el inicio de la séptima vuelta al circuito y comenzó una nueva historia. Hasta entonces, paseo del pelotón, caídas sin graves consecuencias entre un masivo grupo de 205 corredores, pinchazos, primeros abandonos, una avería de Luis León rápidamente solucionada y tres ciclistas viviendo su rato de gloria. Pero pronto su ventaja se fue esfumando a más de tres minutos por vuelta.


Así, seis vueltas después de proponérselo, el pelotón neutralizó la escapada (primero a Poos y Ochoa y poco después a Chuzhda). Entonces, los saltos para abrir hueco respecto a un grupo muy estirado se convirtieron en los protagonistas de las siguiente vueltas. Italia hizo trabajar al resto tirando con hombres como Alessandro Ballan, Gabriele Bossio, Marzio Bruseghin o Luca Paolini. Bettini, que entró en más de un corte, no se escondió. Su rueda y la de Freire eran las más vigiladas. No en vano, el italiano podía convertirse en el primer ciclista en lograr tres oros consecutivos y el español luchaba por entrar en la historia como el único con cuatro mundiales.


El equipo español se mantenía alerta demostrando su capacidad de reacción ante cualquier variación por insignificante que pareciera, sin embargo, en el momento clave, sólo Joaquím Rodríguez (el mejor español junto a Gárate) cogió la rueda de las medallas. Era el corte bueno. No había capitanes, pero era la escapada de las medallas. Empezó como un sexteto aparentemente inofensivo con algunos segundos de ventaja sobre el pelotón en el penúltimo paso por meta y acabó convirtiéndose en la escapada que se repartiría las medallas. Samuel Sánchez lo intentó sin éxito desde un grupo intermedio. Alejandro Valverde se quedó con Freire, que rodaba cerca de Bettini, Zabel, Boonen y compañía, pero ninguno de los 'jefes' necesitaba ya ayuda. Los favoritos se entregaron, se pasearon y acabaron perdiendo casi cinco minutos con el grupo de cabeza.


Italia tenía un 'Ballan' en la recámara y con ella remató su lección en el Mundial: oro para Ballan, plata para Cunego y paseo triunfal de despedida para Bettini. La España de Antequera, por contra, no pudo poner el broche deseado a una temporada impresionante con el Giro y la Vuelta de Contador, el Tour de Sastre y el oro olímpico de Samuel Sánchez.


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