A Rafa Nadal se le está acabando el espacio para poner sus trofeos. Ayer consiguió uno más por la vía rápida, en dos días y casi sin despeinarse. El manacorí arrasó a Carlos Moyá en la final del Málaga Master y levantó por segundo año consecutivo el título costasoleño. El zurdo planteó un partido exprés, rápido y peligroso para sentenciar por 6-3 y 6-4 a su paisano. Sólo que los riesgos para el número dos mundial tienen que convivir con una seguridad letal para sus contrincantes. Soltando sin parar el brazo, Nadal le dio y le quitó al público malagueño el último choque del torneo. Y es que la jornada de ayer duró un parpadeo. El favorito comenzó imponiendo un ritmo brutal y pilló desprevenido a un Moyá que llegaba muy relajado a la pista. El break no se hizo esperar y a partir de ahí el de Palma ya apenas luchó contra la corriente. Los intercambios se quedaban cortos pero cada chispazo era aclamado por el pabellón hasta calentar un poco al ex número uno en una segunda manga en la que ofreció algo más. Pero Nadal no le quiso dar vidilla y no desaprovechó su oportunidad para cerrar el partido cuando la hora se aflojaba el cinturón.
Después se le vio algo tenso en la rueda de prensa: "No necesitaba demostrar nada porque no pasa nada. Cada vez tengo que explicar lo mismo y estoy cansado". Ya habló sobre la pista. -S. Brovtsyn
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