Sí, el objetivo era marcar y el Geta dio la cara desde el principio. A los dos minutos ya tuvo la primera opción en un tiro típico de Casquero que salvó el guardameta griego. El toledano es mucho más en ataque cuando su escudero es el súper profesional Celestini. El suizo asume con resignación su papel secundario de tapa-huecos y Casquero crece en esa circunstancia. Bajo el mando de ambos y con los puntas cayendo mucho a las bandas, los de Laudrup se hicieron dueños del juego el primer cuarto de hora y Pablo también tuvo su ocasión clara de gol. Después quiso apretar el AEK que no es gran cosa. Lento en todo el campo, salvo en los costados, y eso sí, el primer equipo de fútbol que conozco con talonador. El diez deambula por la media punta sin intervenir. Hasta que el balón se para. Entonces no es el diez, sino el famoso Rivaldo que atemoriza a los rivales.
Hubo también un tiempo para que el susto se apoderara de todos. Una horrorosa caída de Gavilán paró el partido cinco minutos y mandó al valenciano derecho al hospital. Por suerte, las noticias que llegaron fueron tranquilizando a los jugadores getafenses. Collarín y a descansar en Grecia. Después de eso fue difícil regresar al fútbol y no se vio gran cosa. Entonces, Michael Laudrup miró a un lado y sacó a su hombre imprescindible. Y no, De la Red no le falló y puso de cara la eliminatoria resolviendo muy bien tras una jugada de Manu y un rechace griego. Era el momento en que todos se conformaban con el empate a cero y don Rubén no estaba de acuerdo. Pero le dejaron cuatro minutos al AEK para poner más locura a ese tramo final y de ello se encargó Blanco. El jugador fue aclamado en su salida al campo. Ya sabemos el motivo. Es el único culpable de que los griegos vayan a llegar vivos a Getafe.
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